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25/3/10

En busca de las señales

Podemos pensar que todo lo que la vida nos ofrece mañana es repetir lo que hicimos ayer y hoy. Pero si ponemos atención, nos daremos cuenta de que ningún día es igual a otro.
Cada mañana nos trae una bendición escondida, una bendición que solo sirve para este día, y que no puede ser ni guardada ni desaprovechada. Si no usamos ese milagro hoy, se perderá.
Este milagro está en los detalles de lo cotidiano; es necesario vivir sabiendo que a cada instante tenemos la salida para el problema, la manera de encontrar lo que está faltando, la pista adecuada para la decisión que precisamos tomar para modificar todo nuestro futuro.
Pero ¿cómo tener el coraje para eso? A mi entender, Dios habla con nosotros a través de señales. Es un lenguaje individual, que requiere fe y disciplina para ser totalmente absorbido.
San Agustín, por ejemplo, fue convertido de esa manera. Durante años buscó en varias corrientes filosóficas una respuesta para el sentido de la vida hasta que cierta tarde, cuando se encontraba en el jardín de su casa en Milán reflexionando sobre el fracaso de su búsqueda, escuchó una voz infantil en la calle que cantaba: "¡ Ábrelo y lee! ¡ Ábrelo y lee!"
A pesar de haber sido siempre gobernado por la lógica, decidió en un impulso abrir el primer libro a su alcance. Era la Biblia, y en ella leyó un fragmento de San Pablo con las respuestas que buscaba. A partir de allí la lógica de San Agustín abrió sitio para que la fe pudiese también participar, y él se transformó en uno de los mayores teólogos de la Iglesia.
Los monjes del desierto afirmaban que es necesario dejar actuar la mano de los ángeles. Para eso, de vez en cuando hacían cosas absurdas , como hablar con las flores o reir sin razón. Los alquimistas siguen las "señales de Dios", pistas que muchas veces no tienen sentido, pero terminan llevando a algún lugar.
"El hombre moderno ha querido eliminar las inseguridades y dudas de su vida; y ha terminado por dejar a su alma muriendo de hambre; el alma se alimenta de misterios" dice el dean de la Catedral de San Francisco.
Existe un ejercicio de meditación que consiste en añadir - generalmente durante diez minutos diarios - un motivo para cada una de nuestras acciones. Un ejemplo: "yo ahora leo el diario porque quiero informarme. Yo pensé ahora en tal persona porque tal asunto que leí me llevó a esto. Yo caminé hasta la puerta porque voy a salir de casa" Y así sucesivamente.
Buda llama a esto "atención consciente". Cuando nos vemos repitiendo la más común de las rutinas, nos damos cuenta de la riqueza que ronda nuestra vida. Comprendemos cada paso, cada actitud. Descubrimos cosas importantes y también pensamientos inútiles.
Al finalizar la semana - la disciplina es siempre fundamental - estamos más conscientes de nuestras faltas y distracciones, pero también entendemos que en ciertos momentos no había ningún motivo para actuar como actuamos y seguimos nuestro impulso, nuestra intuición; es ahí que empezamos a comprender este lenguaje silencioso que Dios usa para mostrarnos el camino acertado. Lo pueden llamar intuición, señal, instinto, coincidencia, no importa el nombre. Lo que importa es que a través de la "atención consciente" nos damos cuenta de que estamos siendo guiados muchas veces hacia la decisión adecuada.Y esto nos deja más confiantes y más fuertes.

19/3/10

Trabajo y otros compromisos..

En un discurso a los graduados en una Universidad, hace varios años, el ex CEO de Coca Cola, Bryan Dyson, habló sobre la relación entre el trabajo y otros compromisos. Imaginen la vida como un juego en el que ustedes hacen malabarismos con cinco bolas que arrojan al aire. Son el trabajo, la familia, la salud, los amigos y el espí­ritu. Pronto se darán cuenta de que el trabajo es una bola de goma. Si se cae, rebota. Pero las otras cuatro bolas: familia, salud, amigos y espí­ritu, son de vidrio. Si se deja caer una de esas, va a quedar irrevocablemente dañada, rayada, rajada o rota. Nunca volverán a ser las mismas. Compréndanlo y busquen el equilibrio en la vida. ¿Cómo? No disminuyan su propio valor comparándose con otros. Es porque somos todos diferentes que cada uno de nosotros es especial. No fijen sus objetivos en razón de lo que otros consideran importante. Sólo ustedes están en condiciones de elegir lo que es mejor para ustedes. No den por supuestas las cosas más queridas por su corazón. Apéguense a ellas como a la vida misma., porque sin ellas la vida carece de sentido. No dejen que la vida se les escurra entre los dedos por vivir en el pasado o para el futuro. Si viven un dí­a a la vez, vivirán TODOS los días de su vida. No abandonen cuando todaví­a son capaces de un esfuerzo más. Nada termina hasta el momento en que uno deja de intentar. No teman admitir que no son perfectos. Ese es el frágil hilo que nos mantiene unidos. No teman enfrentar riesgos. Es corriendo riesgos que aprendemos a ser valientes. No excluyan de sus vidas al amor diciendo que no se lo puede encontrar. La mejor forma de recibir amor es darlo; la forma más rápida de quedarse sin amor es aferrarlo demasiado; y la mejor forma de mantener el amor el darle alas. No corran tanto por la vida que lleguen a olvidar no sólo donde han estado sino también a dónde van. No olviden que la mayor necesidad emocional de una persona es la de sentirse apreciado. No teman aprender. El conocimiento es liviano, es un tesoro que se lleva fácilmente. No usen imprudentemente el tiempo o las palabras. No se pueden recuperar. La vida no es una carrera, sino un viaje que debe ser disfrutado a cada paso. El Ayer es historia, el Mañana es Misterio y el Hoy es un regalo: por eso se lo llama "el Presente".

14/3/10

SUPERAR LA IRRITACION

En esta etapa de transición planetaria en que la tensión y el conflicto alteran el ánimo, la armonía y el equilibrio, la irritación es algo común y corriente. Opuesta a la creatividad y a la manifestación de la belleza, la bondad y la verdad, se trata de un estado en que el sistema nervioso responde a la influencia de fuerzas negativas y destructivas, que suscitan emociones primarias y acciones no inteligentes. Una decisión tomada en un clima de irritación puede dar resultados devastadores.

Común en la vida diaria de las personas, la irritación es nociva para la salud, ya que produce un veneno poderoso, denominado imperil en las antiguas enseñanzas de la Jerarquía. Surge de una resistencia automática del cuerpo físico, del etérico, del astral o del mental, al impacto de impresiones negativas. Se disemina a través del sistema nervioso y desorganiza su flujo eléctrico, llegando incluso a interrumpirlo. Devora y agota la vitalidad humana.

Causante de enfermedades, la irritación debe evitarse. Podemos lograrlo si desarrollamos otro tipo de resistencia, consciente y positiva. De modo que, después de registrar una mala impresión, se puede tomar la iniciativa de eliminarla, apartarla o hasta emplearla de forma creativa. Basta concentrarse en el corazón y observar una amorosa comprensión y paciencia.

El desprendimiento, con la consecuente habilidad de eliminar el interés personal en cualquier relación, restablece el flujo de energía positiva. La alegría también es una gran purificadora, su irradiación aparta corrientes de pensamientos y de sentimientos cargados de imperil.

La creatividad aumenta a medida que la irritación disminuye. Pensamientos positivos, portadores de ideas, visiones o revelaciones sublimes, pueden eliminar el imperil del organismo. Por ello son tan curativos el silencio, la oración y el enfoque de la consciencia en asuntos elevados.

El ser humano recibe de los niveles sutiles o de sus cuerpos etérico, astral y mental, una energía que se dirige a los diversos órganos y cuyo flujo, si se lo obstruye, genera disfunciones o una desvitalización que favorece la proliferación de gérmenes y de microbios. Desregulado, el flujo eléctrico imprime en las células un exceso de energía que las vuelve hiperactivas, con riesto de desarrollar tumores ó cancer. El imperil, al acumularse, principalmente en la región del plexo solar (bazo/páncreas), puede provocar enfermedades en el aparato digestivo y, después, en todo el organismo. También tiende a impregnar la personalidad, causando con ello problemas psicológicos.

Las causas de la irritación son múltiples. Por ejemplo, una persona que usa la fuerza de voluntad para llevar a los demás a hacer lo que ella quiere, se irrita con facilidad. Para caer en ese estado, basta contrariar su deseo de ver las cosas hechas de determinada manera. La exigencia y la intolerancia son fuerzas constrictoras que pueden generar agresión, roces y, como consecuencia, irritación.

El odio, el desamor, los sentimientos de venganza, los pensamientos destructivos y el continuo rechazo a personas, situaciones e ideas - frutos de los preconceptos - destuyen la sensibilidad y provocan una especie de cortocircuito en el sistema vital. Y tanto las quejas como la ingratitud disminuyen el magnetismo de la persona e inundan su naturaleza con imperil. ¡Y ni que hablar de la crí­tica y de la habladurí­a! Producen verdaderas tormentas en el cuerpo astral: lo dejan en una situación negativa, incentivan la irritación en la persona y en los demás.

El egoísmo, el individualismo, el egocentrismo y la autosatisfacción, ampliamente diseminados y hasta valorados hoy en día, son fuente prolófica de irritabilidad. La distorsión consciente de los hechos, la falsedad y la mentira también causan mucha tensión en los cuerpos mental, astral y etérico.Rompen su armonía y generan imperil. Por otro lado, la impaciencia y la ansiedad, provocadas por la insatisfacción con la vida y por la visión superficial desprovista de valores reales, son sólo un disfraz de la irritación. La autocompasión y el complejo de inferioridad, que hacen que la persona se identifique con sus fracasos y deficiencias, o sea, con su propio ser inferior, niegan la esencia espiritual. En ese estado, la persona se deja subordinar al imperil.

La agitación del cuerpo astral promovida por pelí­culas, por lecturas sobre desastres o sobre asuntos que causen aprehensión, puede igualmente generar el veneno imperil. Tal perturbación también puede surgir de relacionarse con alguien que manifieste mucha rabia, o de la pérdida del apoyo con que se contaba egoístamente. La polarización de las energías del ser en el cuerpo astral, como consecuencia de practicar ejercicios respiratorios inadecuados, hatha yoga, de la excesiva actividad sexual, etc., puede desencadenar un agotamiento físico y, al igual que las drogas alucinógenas y la música rock o similares, generar irritación e imperil. Los ruidos, de por sí, tienden a desorganizar los canales de inspiración espiritual, con un efecto desintegrador sobre la mente. Causan tensión e irritación nerviosa.

Las ideas elevadas no llegan hasta los seres cargados de imperil. El libro "Leaves of Morya's Garden", de Agni Yoga Society, dice: "Así como un erizo es incapaz de sentir una caricia, las emanaciones de irritación impiden la entrada de los pensamientos que Nosotros enviamos".

8/3/10

A LA LUZ DE LAS PROFECIAS

Las verdaderas profecías provienen de niveles profundos, supramentales. Traen consigo una energía que estimula al núcleo correspondiente en nuestro ser; nos llevan a reconocer algo aún no manifestado. Impulsan transformaciones que pueden evitar desequilibrios importantes.

Cuando décadas atrás se previeron cambios significativos en el planeta, entre ellos la inclinación de su eje magnético, muchas personas ampliaron sus puntos de vista, transformaron sus vidas y llegaron así a influir subjetiva y benéficamente en el desarrollo de los acontecimientos mundiales. En realidad, profecías como esas deben ser consideradas no sólo una señal de alerta, sino también un llamado. Dependiendo de nuestras opciones, lo que se anuncia, puede atenuarse, o ni siquiera suceder.

A veces se necesita tocar el fondo del pozo a fin de tomar impulso para subir. No obstante, muchos logran elevarse aún mientras están cayendo. El reconocimiento del propio potencial interior les abre perspectivas impensadas. Y, además de fortalecerlos para nuevas pruebas, los prepara para ayudar a los demás.

La humanidad está siendo estimulada a dar un paso, para que en la superficie de la Tierra puedan instalarse nuevas condiciones de vida. Algunas bases comienzan a consolidarse. Para un gran número de personas, las metas materiales ya no despiertan interés. Su búsqueda está en el fortalecimiento de la conexión con la esencia del ser.

En cada uno de nosotros se oculta una flor, cuyo centro está pleno de amor y paz. En esta etapa en que en el planeta las leyes de la armonía tienden a corregir desvíos, ese amor y esa paz adquieren suprema importancia. No se deben medir esfuerzos para que sus aromas se derramen sobre la Tierra.