Este es una especie de arquetipo o modelo para el cuerpo físico.
En algunos puntos esos cuerpos coinciden, y en otros no.
Ese cuerpo etérico más sutil se plasma antes del nacimiento real y permanece un tiempo después de la muerte real. Durante la encarnación está estrechamente conectado con el cuerpo físico, especialmente con su vitalidad, su salud y su enfermedad. La parte que rodea al cuerpo físico y que podemos denominar aura vital no debe confundirse con la otra aura, más amplia, en la cual se reflejan las emociones y los pensamientos. En los experimentos que efectué con un grupo de médicos londinenses antes de la guerra, descubrimos que esa aura vital se extendía unos cuarenta y cinco centímetros más allá del cuerpo físico.
Cuando el aura vital estaba fatigada y desvitalizada, bajaban las defensas; pero cuando estaba energizada, las defensas aumentaban.
La fuerza de vida que absorbemos de la fuerza de vida universal penetra en el cuerpo vital. Se puede aumentar las defensas con la respiración profunda, con el ejercicio, e imaginando la fuerza de vida como una luz blanca que entra por la cabeza y penetra, descendiendo por el cuerpo, en cada célula del cuerpo físico. Esto también ayuda, en la enfermedad, al proceso de cura. Las células no sólo son impregnadas por esos métodos, sino también purificadas. Es más prudente y resulta mejor si el estudiante está preparado para realizar los cambios necesarios en los pensamientos, en los sentimientos y en el carácter. Cuanto mayor es la cura solicitada, mayor es el sacrificio que se puede pedir.
Por ejemplo, cuando Jesús pedía a los afligidos que creyesen, no les pedía sólo que creyesen superficialmente, sino que, por el contrario, creyesen tan profundamente, que al menos intentasen hacer los cambios necesarios. Habiendo contribuido tanto para la enfermedad, debían contribuir con algo para la cura.
Donde se quebrantaron y continúan quebrantándose las leyes físicas de higiene, donde la glotonería o el desconocimiento y el vivir sin moderación condujeron a trastornos físicos, quien sufre aún debe rectificar sus errores físicos, tanto si su cura espiritual se ha logrado o no. El hábito de fumar no sólo perjudica al cuerpo sino que también deprime a la mente.
El efecto final y acumulativo del veneno que introduce en el organismo altera el estado emocional mediante estados depresivos periódicos.
Usar moderadamente el tabaco y permitirse una ingesta moderada de alcohol es, al final, mejor que abandonarlos de repente bajo la magia de una "cura" hipnótica, pues en el primer caso el consumidor todavía tiene alguna posibilidad de desarrollar el autocontrol, mientras que en el otro, no sólo no la tiene sino que es pasible de reincidir, o de desviar su mal hábito por otra vía no menos perjudicial o hasta peor. También debemos recordar que la actitud del alma con experiencia en el sufrimiento personal no es la misma que la de un alma común.
Su punto de vista es diferente. Hasta donde conocemos la historia humana en este globo, todos los hechos muestran que la enfermedad, el dolor, la dolencia y la muerte forman parte de las condiciones que gobiernan la experiencia del cuerpo físico, porque son inevitables en toda experiencia en el plano físico dirigido hacia formas altamente organizadas, sean humanas ó no.
Es decir, forman parte del plan divino para el hombre. Los humanos somos refractarios a esas experiencias, pero puede ser que sean necesarias para nuestro completo desenvolvimiento y para que los Iluminados que llegaron más cerca de la sabiduría infinita lo perciban y abandonen esa actitud refractaria.
Podemos recordar aquí la actitud de Sri Ramakrishna con relación a su cáncer en la garganta, del cual falleció; la actitud de Santa Bernadette de Lourdes, con su tuberculosis fatal, dolorosa y prolongada; la aceptacíon de Ramana Maharshi respecto de sus dolores e indisposiciones físicas, y la respuesta de Sri Aurobindo al médico que lo atendió cuando se fracturó la rodilla en una caída: "¿Cómo es que el señor, un Mahatma, no pudo prever y evitar ese accidente?" "Aún tengo que cargar este cuerpo humano conmigo y él está sujeto a las limitaciones humanas comunes y a las leyes físicas".